miércoles, 26 de octubre de 2011

El octubre que no ha sido lo que era

26 de octubre de 2011



Octubre era el mes de la vendimia.
Años ha, vendimiaba varios días. Luego ya sólo la viña del suegro.  Hace tres años la quitó. Al igual que tantos y tantos. Y los que no la han quitado la vendimian con máquina. Así que ya no se ven  las cuadrillas en el campo. Casi han desaparecido hasta los chavales enganchados a los carros repletos de uva camino de la bodega.
Octubre era el mes micológico por excelencia.
Este año, con semejante sequía, aún no he salido ni un solo día a por setas, ni siquiera a intentar coger un puñado de los abundantes suillus, que cuando no sale otra cosa bien pueden quitar el gusanillo.
Octubre es el mes de la siembra.
Y hay que hacerla aunque este año el campo está increíblemente seco, hasta límites preocupantes.  


Las polvaredas que levantan los tractores se ven a kilómetros de distancia.


Octubre es el mes de los tiros.
Eso no falla. El domingo salí con la bici y me metí de lleno en una batida de jabalí. No vi ninguna señal, probablemente debido al caminucho por el que subí, y cuando me los topé ya no me apeteció recular. Así que fui pasando uno a uno por todos los puestos, saludando invariablemente a todos los cazadores, algunos amables, otros molestos, como si me hubiese colado en una fiesta en la que no estaba invitado. Tras pasar, de reojillo les veía dar el parte: “el chaval de la bici pasa por el puesto 6, se dirige al 7…”.
Poco después llegué a los puestos de las palomeras. Un precioso collado. Me paré un rato y entraban fundamentalmente pinzones, algún bisbita y malvices (para su desgracia). El día anterior había entrado mucha paloma pero hoy el día estaba muy parado. Iba a acercarme al primer puesto a comentar que tal iba la temporada, pero tras ver como mataban algún charlo y los consiguientes comentarios , se me quitaron las ganas.
Unos días antes estaba viendo un peregrino, una hembra. Sonaron dos tiros y el halcón hizo unos quiebros que pensé que le habían dado. Tal vez ni le disparasen a él y sólo fuese el susto. Se dirigió hacia el cortado donde el macho ya había levantado el vuelo y juntos se alejaron.

Bando de torcaces. El sábado a primera hora cruzaban en buen número.


Y a última de la tarde vi algunos grupos de grullas. Pocos pero grandes. El sábado anterior vi muchísimos grupos, aunque la mayoría pequeños


Y estaban los de siempre...

Arrendajo con su bellota

 
Aún se ven bandos grandes y confiadas. Pobres. La que se les viene encima


 


A pesar de lo precioso que está todo y de la cantidad de bichos que hay, con tanta escopeta en el campo el cargador de pilas no me funciona bien. Mi dosis semanal depurativa no me sabe igual.




martes, 18 de octubre de 2011

Castores - Capítulo II

18 de octubre de 2011






Hace poco más de un año les dediqué una entrada a los castores. Durante este año he leído algo más sobre el tema. Lo único que he sacado en claro es que ciertamente no se puede permitir que nadie por su propia cuenta se dedique a introducir una nueva especie, para esas decisiones está la UICN. Así pues, y partiendo de esta base, entiendo que el castor debe estar perseguido. Lo que ya no tengo claro es si es una especie que de forma natural tenga cabida en nuestros ríos. Parece ser que su extinción en la Península no es tan reciente.



Tras su introducción ha proliferado rápidamente, se ve que se encuentra a gusto y  que carece de enemigos naturales. Su erradicación, a pesar de ser un animal grande y de llamativos rastros, no será fácil. Probablemente haya llegado para quedarse.



Esto no tengo claro si atribuírselo a ellos



Este verano volví al soto que tan alucinado me dejó el año pasado. Nada más entrar encontré sus rastros, pero era patente que algo había cambiado. Los caminos no estaban tan diáfanos; habían rehecho dos de las presas que las riadas se llevaron, más grandes y efectivas pero las dos fugaban; y no veía ningún rastro reciente. Cuando llegué a la última zona donde "trabajaban", (un enorme chopo al que le faltaba poco para acabar de ser roído), éste había sido talado con motosierra. Estaba claro, les habían dado "voltereta". Probablemente en primavera.



Típico camino de entrada al río


Durante este año he visto sus rastros por muchos lugares que no esperaba. No han dejado de sorprenderme, como en el último lugar donde los he encontrado y donde están sacadas todas las fotos aquí puestas. Un lugar que parece llamado a convertirse en su nuevo edén (si nadie lo ataja).



 

To be continued...

lunes, 10 de octubre de 2011

El amarillo pide paso

10 de octubre de 2011

Este verano sin fin ha hecho que realmente no tuviese consciencia de las fechas en las que nos encontramos, pero el campo sigue su curso y ya tenemos aquí los colores del otoño.
Han entrado cantidad de mosquiteros comunes; los estorninos se cuentan a miles; los bisbitas ya han llegado; he visto los primeros escribanos palustres y mirlos acuáticos... es octubre.




Los mirlos acuáticos ya se ven en la zona. Curioso el parpadear de este bicho que le deja el ojo blanco






Mosquitero común, abundante


Reyezuelo listado. Aunque parezca mentira, a veces se están quietos...


Corzos: hace días que no los nombraba, pero vaya donde vaya, ahí están.


En la depuradora ha habido entretenimiento. Tras un par de días sin ver a la estrella del momento, el pectoral,  los días 6 y 7 volvió a aparecer.
También volví a ver al menos dos pechiazules en La Mueda.


A la derecha se ve el momento en que llegaba de nuevo el correlimos pectoral.




Cernícalo en su percha


Cangrejo de otoño


miércoles, 5 de octubre de 2011

Salida al mar

Ir al mar a disfrutar de las especies más pelágicas es todo un placer, siempre y cuando no decida ir contigo el peor compañero de viaje posible: el mareo (Mikel, inevitablemente deambulaste por mi mente). El pasado día 1, junto a José, Lander, Diego y Oscar acudimos a una salida marina desde Bermeo. Varios días de viento sur no invitaban al optimismo, pero no estuvo mal. El número de aves vistas fue escaso, no así el de cetáceos. En el blog Demencia ornitológica tenéis un exausto detallade de todo lo visto.



La pardela más abundante fue la capirotada. Vimos alguna balsa, pero no aguantaban nuestra cercanía y levantaban.







Págalos pocos, pero alguno se acercó.






De lo mejor este adulto de pomarino, con su patente cucharón.

Y de lo que sí disfrutamos fue de los cetáceos:



Aparecieron los delfines mulares, y me entretuve más en verlos nadar bajo el barco que en fotografiarlos




y mucho calderón


Algunos asomban al lado del barco emitiendo su suave resoplido





Aquí se aprecia mejor el resoplido


Éste tenía unas marcas características



Y éste lo que tenía era una fea herida en la base de su aleta


Tras la más que agradable salida al mar, aún nos dio tiempo de pasarnos por Txingudi que estaba ciertamente entretenido. El águila pescadora, el eider o la polluela pintoja que vimos hubiesen sido excusa más que suficiente, pero además había bastante limícola y una tarde de auténtico verano.




Un placer